La Eurocopa del 64

Artículo de Laura Benito.                                 

A medida que avanzaba la primavera, los chopos que crecían junto al pozo se despedían de la negrura de sus hojas, dando la bienvenida  a los tonos cálidos.

Allí arriba, desde el lomo de la peña Mariesteban, se vislumbraban todas las tierras. Las de don Eduardo cada día mermaban más por la parsimonia de su dueño mientras que las de Don Epifanio, que lindaban junto al campo de fútbol, parecían multiplicarse al son del milagro de los panes y los peces que nos contaba el señor cura. Era en esos terrenos donde Epi acumulaba cada año la leña que consumiría después en los gélidos inviernos castellanos. Él siempre me contaba, cuando nos recostábamos en los almendros que poseía, que su máxima en la vida era “el que algo quiere, algo le cuesta”. Sigue leyendo

Di Stéfano y Benzema en taxi

El jugador francés del Real Madrid fue «cazado» conduciendo por encima del límite permitido en la carretera madrileña M40, tras asistir a un juicio rápido el delantero deberá pagar 18.000 euros de multa y estará 8 meses y un día sin carné.

Infinidad de artículos se han escrito sobre la conducta de futbolistas al volante a raíz de la multa al galo, ya se sabe que el fútbol en las columnas generalistas sólo merece atención cuando hay que atizarle, por suerte, las mejores opiniones deportivas sobre el mismo también se pueden leer en estos diarios. No he logrado encontrar a nadie que saque a relucir una interesante anécdota sobre Di Stéfano, Santiago Bernabéu  y los coches, así como este invento va de libros aquí os regalo un poquito de uno (Espero no colarme y que ya haya aparecido esto en algún blog como el de Relaño en El País, de historias antiguas de fútbol):

Alfredo Di Stéfano«De aquellos años recuerdo también que al principio no podía comprar un coche, porque Bernabéu decía que no se podía fanfarronear aquí. Así que estuve dos años y pico sin coche. Bernabéu decía que los socios del Madrid eran gente de trabajo, la gente del Madrid humilde, y que teníamos que demostrar que éramos de la misma causa que la gente, y no poner los dientes largos al pueblo. Había pocos que tuvieran coche. Uno tenía un Balilla, otro el Citroën aquel que se usaba para los taxis, que era bueno … Pero a Bernabéu no le gustaba. Así que yo cogí una casita cerca del Bernabéu e iba andando. Y cuando tenía que moverme por Madrid, iba e taxi o en el tranvía. El taxi te salía a nueve, doce o trece pesetas. Según adónde fueras. Pero yo caminaba mucho, era muy buen caminador. Siempre me gustó y venía bien para estirar las piernas.

[Di Stéfano se compró su primer coche cuando ya llevaba dos años en España y había ganado su primera Copa de Europa. En ese momento Bernabéu estimó que ya se había ganado el derecho a llevar un coche sin que la gente lo viera mal. Se compró un Mercedes 180 y un Seat 600, un modesto utilitario de la época, que utilizaba más a diario.]»

Pág. 129. Gracias, Vieja. Alfredo Di Stéfano. (Enrique Ortego y Alfredo Relaño).

No sabemos como se moverá ahora Karim pero puede que coja algunos taxis como don Alfredo.

Mi primera emoción

Alguna vez asalta en mi mente la intención de llegar al principio, o más bien, al final.
¿Cómo narices haré tanto caso a una cosa en concreto? Fácil, de pequeño lo hiciste, también lo harás ahora.
La verdad es que solemos idealizar los recuerdos que de pequeño nos marcan el camino a seguir, y yo los tengo en mi cabeza así:

Gente alta, ruido de bar y un televisor en el que distingo a mi Madrí y a unos de rayas azules y blancas, pregunto a mi padre contra quién jugamos y me dice que con el Dépor, ese partido me debió parecer infinito, siempre pense que jugamos contra los gallegos de forma indefinida, no sé el motivo, pero recuerdo ir siempre a los bares y jugar contra el Dépor.

Con más edad y mayor conciencia visité el Bernabéu, mi tío Luis, mi abuelo, mi padre y yo fuimos a ver un Real Madrid- Sevilla, 4-2 para los blancos, puede ser que el Madrí aún tuviese alguna grada de pie en el estadio, esa es mi impresión, pero prefiero dejarla así, desconocerla me parece más bonito, ese día se formo en mi cabeza la entrada de ríos de gente al campo, algo singular.

Último y definitivo, la emoción más triunfal e inquitante la sentí al entrar con mi padre al Bernabéu al ir a ver la Champions League, Real Madrid-Bayern de Múnich, 1-0, gol de Zizou de cabeza, el partido fue espectacular, no recordaba la última vez que había ido al estadio, pero lo mejor ocurrió al principio:

Tengo un maravilloso recuerdo, medio inventado o querido inventar o quizás totalmente cierto, no sé si es posible por la forma del estadio que viese lo que vi, pero en mi cabeza esos colores adquirieron tal grandiosidad y emoción que no importa inventarlos, sólo sentirlos.

Pasar los tornos, avanzar y por arte de magia vislumbrar el verde, era la primera vez que iba a tribuna, y la entrada sigue idealizada en mi cabeza, avanzar, ver el verde al fondo por el hueco de las escaleras, avanzar, el verde se tapa por la mole de muros interior, avanzar, el azúl lo invade todo, avanzar, subir unas escaleras para salir a la grada y que el impecable e inmaculado césped parezca el escenario perfecto sobre el que esa noche el Mago iba a dar su espectáculo.  Y lo dio.

Zinedine Zidane